In Memoriam. P. José Luis Iturriaga Ibáñez de Garayo. (1930-2025).
El P. José Luis Iturriaga Ibáñez de Garayo falleció en Santiago de Chile a los 94 años, después de una larga vida religiosa y sacerdotal. Nacido en Ullíbarri-Arrazua (Álava), fue parte de una familia muy numerosa y longeva.
A lo largo de su vida, asumió diversas responsabilidades importantes, incluyendo director de colegios en Basauri y Mondragón, y más tarde en Chile, donde se comprometió con la misión de la delegación naciente. Fue responsable del juniorado, director de la Escuela Industrial Las Nieves y del Colegio San Viator de Ovalle, y también se encargó de la pastoral vocacional y la formación del postulantado en la Florida. Su misión pastoral como párroco de El Divino Salvador en Ovalle marcó profundamente su vida.
El P. José Luis fue un hombre de profunda fe y amor a Jesucristo, viviendo su vocación con pasión, alegría y generosidad. Destacó por su intensa vida de oración, amor a la Eucaristía y devoción a la Virgen María. Siempre mostró una cercanía especial hacia los jóvenes, promoviendo activamente las vocaciones viatorianas y dejando una huella significativa como educador y acompañante espiritual.
Con un corazón solidario, dedicó sus esfuerzos a ayudar a los más pobres y necesitados, llevando una vida sencilla y humilde que inspiró a quienes lo conocieron. Hasta sus últimos años, supo adaptarse a los avances tecnológicos para evangelizar y acompañar a las personas, utilizando los medios disponibles en cada etapa de su vida para compartir el mensaje del Evangelio con creatividad y entrega. ¡Descansa en paz José Luis!
Testimonios:
Tu figura, P. José Luis, va a estar con nosotros por muchos años y por muchas razones. Por eso agradezco a Dios:
- Por tu larga vida de 94 años, 74 de vida religiosa y 52 de sacerdocio.
- Por tus responsabilidades en el ámbito educacional como profesor cercano y atento a las necesidades de tus alumnos, y como director paciente y a la vez firme de varios colegios en España, así como también en el San Viator de Ovalle y en la Escuela Industrial Las Nieves de Puente Alto.
- Por tu cercanía con los jóvenes en el proceso de formación y en la pastoral vocacional. Algunos dirían que eras un buen pescador, sabías tirar el anzuelo.
- Porque fuiste un hombre sencillo y humilde, no te gustaba figurar.
- Porque fuiste hombre de fe, de oración, de amor a Jesucristo y a la Virgen María. A propósito de hombre de oración, le solía tomar el pelo diciéndole que como era buen rezador, el Señor le solía regalar pasajes en primera clase cuando viajaba en avión.
- Porque tuviste un corazón sensible y preocupado por los pobres.
- Porque te acordabas de tus antiguos feligreses de Ovalle. Cuando llegabas, lo primero que hacías era ir a la secretaría parroquial, donde la Sra. Gloria, y pedir los nombres de los enfermos para ir de inmediato a visitarlos. Tu antigua feligresía ovallina se entusiasmaba cuando se enteraba que llegaba el Padre José Luis.
- Porque hay aspectos y cualidades de tu vida que pocos conocen, como la de gran chofer del minibús GMC amarilla de 21 plazas que regalaron nuestros hermanos americanos para llevar a los jóvenes seminaristas a estudiar de Puente Alto al colegio de La Salle de La Florida.
Cuando me despedí de él cinco días atrás, me dio una gran alegría porque, a pesar de haber estado muy mal el día anterior, lo encontré bien despierto, peinadito y sonriente, y sentí como que me dio la despedida final de la mejor manera que pudo.
José Luis, te ganaste el cielo y trataremos de seguir muchos de tus ejemplos. Descansa en paz.
Marino Izar de la Fuente, csv.
Querido padre José Luis, querido tío:
Quiero despedirte en nombre de mi familia, mío y de todas las familias a las que llegaste con tu generosidad, tu bondad y tu especial y linda forma de ser y de ayudar a todos.
Te adoptamos como tío, fuiste nuestro amigo, nuestro confesor, nuestro apoyo en los momentos tristes. Celebraste con nosotros bautizos, cumpleaños, bodas y siempre estuviste presente. Todos los que estamos aquí atesoramos muchos momentos vividos contigo, ya sea un consejo, un consuelo, unas palabras o solo saber que estabas en oración por todos nosotros.
Tu compromiso con los demás te hizo ser una inspiración para muchos, tanto en tus alumnos, tus amigos, tus hermanos y todos los que tuvimos el privilegio de conocerte y sentir tu cercanía y cariño. Tus historias de vida, tus consejos y tu inquebrantable fe.
Trabajaste en todos los frentes, tanto en tu preocupación por los pobres, en la enseñanza, motivando vocaciones, así como tu profunda fe y dedicada oración que te llevaba a estar muchas horas en tu capilla.
Recuerdo esas misas en un frío invierno a las 9 de la mañana. Sin embargo, tú llenabas la iglesia y después tenías largas filas de personas que querían una bendición especial o solo saludarte.
Espero haberte hecho sentir que, además de tu familia religiosa, tenías una familia en Chile que te quería mucho.
Quiero agradecer a todos los que te cuidaron en estos años de debilidad. Su dedicación y cariño hicieron más fácil el duro trance de esa larga enfermedad.
Nunca te olvidaremos, siempre estarás presente entre nosotros. Tu legado y enseñanza de humildad y generosidad, tu actitud de servicio hacia los demás serán nuestra guía para toda la vida. Gracias por haber estado todos estos años con nosotros. Te recordaremos por siempre y te extrañaremos, tío querido. Sra. Cristina Lagos Villa.