Testimonio del novicio Carlos Suárez: La alegría de responder al llamado de Dios.

“Uníos más que nunca al espíritu de nuestra santa vocación y a la observancia de nuestro santo estado, porque al verdadero soldado se le reconoce en el día del combate.” (P. Querbes a los religiosos de Francia, 17-03-1848)
Hace un poco más de tres meses, comencé esta travesía llamada noviciado. Un sinfín de emociones y sentimientos he experimentado durante este tiempo. Hoy miro hacia atrás y recuerdo los miedos que tenía: el dejar mi familia, mis amigos, mi trabajo; en pocas palabras, dejar mi vida atrás. Pero también recuerdo la felicidad que sentí cuando pisé por primera vez la casa de formación en Puente Alto, pues fue ahí cuando comprendí que todos mis anhelos por seguir respondiendo a este llamado que Dios ha hecho en mi vida se iba comenzando a realizar.
El noviciado es un tiempo de discernimiento y de maduración de mi vocación, en donde estoy creciendo tanto espiritual como personalmente.
Doy gracias a Dios por su amor y por su presencia en mi vida, pero, sobre todo, agradezco la oportunidad que Él me ha dado de seguir a Jesús por medio de los Clérigos de San Viator. Gracias a la formación del noviciado estoy conociendo cada día más y más la vida de nuestro fundador, el padre Luis Querbes, y la misión a la que estamos llamados todos los viatorianos.
Continúo en esta travesía, animado a seguir viviendo esta maravillosa etapa de mi vida como es el noviciado, para así continuar respondiendo con amor, docilidad y generosidad al llamado que Dios me ha hecho de ser obrero en su mies. Pido al Espíritu Santo que me siga acompañando y guiando en esta iniciación a la vida religiosa en la Congregación de los Clérigos de San Viator.
Sabemos que el mundo de hoy necesita con urgencia educadores en la fe, a ejemplo de nuestro fundador. Por eso pido a mis hermanos religiosos, a los asociados y, en general a todas las personas que lean este documento, que sigan orando por el aumento de las vocaciones hacia la vida religiosa viatoriana, y muy especialmente oren por mi vocación para que yo pueda dar ese sí sin medida como lo dio la Virgen María.