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Durante diez días, en la primera semana de enero, se realizó en Olmué, Ovalle y Puente Alto el campamento de entrenamiento de líderes (CEL). En total, vivieron este campamento cerca de 80

jóvenes acompañados y guiados por otros 57 líderes. Además, han participado seis religiosos, tres asociados y un buen número de profesores de nuestros colegios. Agradecemos el trabajo de estos hermanos y hermanas que han permitido que los jóvenes vivan esta hermosa actividad. Esta experiencia estará mejor descrita en la voz de los mismos jóvenes:

 

Asistí a este retiro buscando crecer de forma personal, espiritual y comunitaria. Tenía muchas expectativas y sabía que sería una experiencia significativa, pero nunca imaginé que me marcaría tanto.

Fue un retiro más exigente de lo que pensaba, sobre todo los primeros días. Debíamos estudiar, prepararnos para las sesiones de entrenamiento y lidiar constantemente con el sueño y el cansancio, que eran un gran impedimento durante los momentos de oración y reflexión. Estos 10 días de convivencia con mis hermanos y hermanas de comunidad fueron verdaderamente gratificantes, se formaron

vínculos realmente fuertes y ansío servir junto a ellos en el futuro.

La confianza que se generó entre nosotros permitió conocernos de manera más auténtica, pudiendo compartir sin miedo nuestras ideas, pensamientos y emociones, ambiente que no suele presentarse en ningún otro espacio de la vida.

Estoy muy motivado para seguir creciendo en mi fe, participando como miembro de la Iglesia y ampliando mis conocimientos respecto a la experiencia con Jesús. Espero poder transmitir mi vivencia a más jóvenes para que también ellos puedan vivir con alegría esta hermosa experiencia.

Comprendí que el llamado que Dios hizo en mí tiene un fin mucho más profundo que ser líder de JUVI; estos son solo los cimientos de un camino sin término, ya que la fe es una forma de vivir; quiero que el amor y el servicio predominen en mi vida, tanto dentro como fuera de la comunidad. Vicente Martínez, Macul.

 

 Si tuviera que definir el CEL en una palabra, creo que no podría hacerlo, porque fue una experiencia demasiado enriquecedora que todavía continúo procesando. Durante esos 11 días pude mejorar mis habilidades como líder, aprendiendo diversas dinámicas y maneras de realizar los distintos liderazgos que podían asignarnos.

También, tuve la oportunidad de conocer a más personas del centro de Villa Alemana, compartiendo con jóvenes de mi edad que tenían objetivos e ideales parecidos a los míos, haciendo nuevos amigos y amigas. Pero, sin duda, lo más importante fue tener un reencuentro espiritual que marcó una diferencia en mí. Descubrí nuevas formas de comunicarme con el Señor, y me sentí muy conectada a Él y a mi fe a lo largo de este campamento.

Creo que el CEL significó algo que no puedo simplemente expresar con palabras, sino con acciones. Todos los que asistimos pudimos convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos, en unos líderes católicos que van a perseverar y compartir su fe con los demás para “construir un mundo nuevo”. Fue una experiencia que me ayudó notablemente a sentirme más cercana a Dios y a reforzar las habilidades necesarias para ser una líder. Estoy sumamente agradecida de todos los

asesores, líderes y compañeros y compañeras por haber formado parte de esta vivencia que guardaré en mi mente y en mi corazón. Alexa Cerda, Viña del Mar.

 

Para mí, el CEL 2024 fue una experiencia única y muy especial. Aprendí mucho de todos los momentos vividos y estoy segura de que no hubiera podido vivir lo mismo en otro lugar.

Fueron 11 días bastante intensos, con pocos momentos de descanso y siempre con muchas cosas por hacer. En cada actividad podíamos reflexionar y profundizar, acompañados de nuestra fraternidad; en ella pudimos compartir vivencias personales y lo que se iba sintiendo en nuestro interior. Sin duda este campamento me hizo cuestionar muchas cosas de la sociedad, de nosotros como adolescentes, de mi familia y amistades y, sobre todo, de mis propósitos y actitudes, que muchas veces uno normaliza.

Durante estas semanas, también experimenté el estrés que implica cumplir de la mejor forma con varias responsabilidades, poniendo a prueba la paciencia y hasta donde uno es capaz de tolerar ciertas cosas. A veces nos sentimos derrotados o desanimados por no poder ser capaces de terminar lo planificado; pero es ahí, en esos momentos de

dificultad, donde se experimenta y se agradece el apoyo de los compañeros, de los líderes y asesores.

Sobre todo, he podido profundizar mi fe, acercándome más a Dios, teniendo la certeza de que siempre estará acompañándome en cada paso. Me di cuenta de que debo confiar en Él, pase lo que pase, serle fiel a su nombre, cargar con su cruz y estar a su servicio a través de la comunidad.

Aprendí mucho de todo lo que viví, de cada persona con la cual compartí. Estoy muy feliz por este proceso, que fue agotador y donde el cansancio se hacía presente; tuve una muy linda enseñanza que me marcará de por vida y estoy muy contenta por ello. Le agradezco al Señor por esta oportunidad de seguir sirviendo en su nombre. Paula Cabrera Barros, Villa Alemana.

 

Este retiro particularmente fue una oportunidad para crecer y encontrarme con Jesús y, junto con Él, aprender el significado del liderazgo y de cómo ayudar a los demás como líder juviano. Creo firmemente que en esos días crecí como persona, y aprendí a ver más allá de lo simple y ver a través del velo de Dios para sacar mis capacidades. Él, como Evangelio vivo, día a día, en las mañanas nos daba un cierto propósito y un tema para reflexionar y ver cómo aplicarlo en nuestra vida cotidiana. Me sentí llamado en comunidad a trabajar en conjunto, aportar y complementarnos con las herramientas y cualidades de cada uno para dar el mejor servicio a los demás. Los momentos de reflexión y cantos durante la oración y la adoración al santísimo han sido espacios únicos y especiales que van más allá de un simple rezo: "el que canta reza dos veces". Quiero aportar como participante de este movimiento, disponiéndome a escuchar, trabajar en conjunto y ayudar a los que me necesiten. Estoy dispuesto a colocar mis dones y cualidades, junto también con mi tiempo y generosidad para vivir mi vocación de líder cristiano.

Maximiliano Cortés, Ovalle.

 

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