Monseñor Fernando Chomalí Garib, asumió el servicio pastoral de arzobispo de Santiago durante una solemne eucaristía celebrada la mañana del 16 de diciembre en la Catedral Metropolitana. 

En su homilía expresó: “Como Iglesia, promovemos una ética personal como fuente de cambio, la justicia social como motor de prosperidad y la paz social como resultado de una sociedad justa, donde nadie quede excluido.

Promovemos el bien común no como la suma de bienes individuales, sino desde el convencimiento de compartir una humanidad común y de respetarnos mutuamente. Antes de ser católico o judío, antes de ser israelí o palestino, antes de ser ruso o ucraniano, somos seres humanos, y frente a un ser humano, debemos arrodillarnos, pues ahí está la impronta de Dios, creados a su imagen y semejanza”

El día 20 de diciembre se reunió con el presbiterio de Santiago, en una conversación distendida afirmó que “Chile tiene problemas muy profundos que van más allá del dinero, en Concepción conocí una realidad muy diferente, otro Chile y estoy muy agradecido por ello, tuve que enfrentar muchas situaciones difíciles, grandes crisis y aprendí mucho. Hoy enfrentamos cambios profundos y muy dinámicos, de la mano de la tecnología, donde tenemos el desafío de llenar las pantallas y dispositivos tecnológicos con información cristiana, es un gran lugar para evangelizar”.

            Le deseamos un fructífero y feliz ministerio a Fernando; públicamente pidió que lo llamaran por su nombre de pila, sin títulos ni reverencias. Su nombramiento genera ilusión en una Iglesia chilena que en cierta medida se ha autosilenciado del acontecer social y cultural de nuestro país.