El día 6 de mayo se realizó la asamblea vicarial del Limarí en el salón parroquial de la Parroquial el Divino Salvador. Fue presidida por el P. Gerardo Soto, vicario foráneo del Limarí desde el año 2019. La asamblea se centró en continuar la reflexión acerca de las orientaciones pastorales arquidiocesanas. 

El objetivo de la arquidiócesis para estos años es promover con renovado espíritu misionero la acción evangelizadora de nuestra Arquidiócesis, orientados a aprender a escuchar y caminar juntos  y que debe estar presente en todos nuestros planes parroquiales y apostólicos. Así como debemos también tener una actitud sinodal permanente.

El P. Gerardo indicaba que este proceso nos coloca en una novedad de pensarnos como Iglesia en un nuevo modelo sinodal;  una parroquia está llamada a buscar nuevas formas de renovación, proceso que es difícil, porque hemos sido formados en una manera de ser Iglesia en donde había poca participación. Por ello, este proceso se ha vivido con cierta lentitud y mucha resistencia en la participación; sin embargo,lo que más se ha valorado en los encuentros, es: "la libertad para poder hablar y que se escuche a la gente. Valoramos el poder dialogar, escucharnos y respetarnos; nos desafía a creer en el liderazgo de otros y delegar roles;  conversando podemos encontrar soluciones”. (Informe diocesano).

En esta asamblea se han recordado algunos desafíos pastorales motivados por el Arzobispo de La Serena:

1. Favorecer sinodalmente la conversión pastoral  promoviendo con urgencia la renovación de los consejos pastorales. El ejercicio sinodal será el modo habitual para discernir los retos del presente y enfrentarlos en espíritu sinodal y corresponsable.
2. Favorecer una formación integral de los agentes pastorales, actualizada y concorde al servicio pastoral específico; sobre todo, un crecimiento en el espíritu para un apostolado según el ejemplo de Cristo Buen Pastor.
3. Favorecer una actitud testimonial, siendo en la Iglesia y para el mundo testigos de Cristo con la palabra, la vida y las obras.

El P. Gerardo recordaba que la sinodalidad no es un modo de ser Iglesia, sino es el camino que estamos llamados a recorrer guiados por el Espíritu Santo para llegar a ser una Iglesia de pastoral misionera, en vez de una Iglesia con una pastoral de mantenimiento. Sin sinodalidad no hay tampoco evangelización, que es la finalidad de la Iglesia.