Entre el 7 y el 9 de octubre, con la participación de más de 600 personas,  se desarrolló la tercera asamblea eclesial, espacio que es una continuación del proceso de discernimiento que se inició en 2018 en la Iglesia chilena.

Esta asamblea es un hito dentro del proceso de discernimiento convocado por el episcopado chileno para reflexionar juntos los cambios y conversiones que tenemos que asumir para cultivar relaciones más evangélicas y para responder al anhelo de ser una Iglesia más sinodal, profética y esperanzadora. 

            Representando a la arquidiócesis de la Serena y la diócesis de Valparaíso, participaron respectivamente los PP. Gerardo Soto y Raúl Marchant.

Nuestros hermanos manifestaron que fue una experiencia muy positiva de comunión y fraternidad, que permitió mirar con esperanza el futuro de la Iglesia chilena.

Las propuestas concretas quedaron definidas de esta manera:

Relaciones al interior de la comunidad eclesial: 
- Avanzar juntos como Iglesia en una gestión eclesial más transparente, donde hay rendición de cuentas y capacitación. 
- Creación de una Vicaría de la niñez. 
- Fomentar que los Consejos diocesanos y parroquiales se comprendan como órganos de comunión, de participación, de discernimiento y de toma de decisiones. 
- Nombrar mujeres responsables de acompañamiento y conducción, tanto en parroquias como en servicios pastorales diocesanos. Formar para el liderazgo y la animación pastoral. 

Relaciones que interpelan a la Iglesia hoy

Medio ambiente: Crear un Plan o proyecto pastoral que incorpore y permita visibilizar la opción pastoral preferencial por el cuidado de la casa común. 

Los que sufren:  Reactivar y promover la pastoral de movilidad humana y la pastoral social.

Realidad social y política: Conocer y profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia, impulsando la dimensión profética. Fomentar procesos de formación permanente, integral y continua, y generar canales de comunicación y difusión efectivos, directos y masivos. 

Mujer: Promover la dignidad de la mujer, en la comunidad eclesial, en la familia, formadores, consagrados, laicos y educadores, para acogerla, integrarla y acompañarla en su realidad. 

Víctimas y sobrevivientes: Seguir animando la creación de ambientes seguros y sanos, recordando que todos los miembros de la comunidad cristiana son responsables de la prevención.

Personas con orientaciones sexuales diferentes: Generar espacios de conversación para sensibilizar esta realidad, con la ayuda de psicólogos, terapeutas, teólogos, moralistas y canonistas. 

Jóvenes: Potenciar la formación para el acompañamiento de los jóvenes, manejo de plataformas digitales y de la comprensión de la cultura juvenil. Se necesita crear un itinerario formativo integral.

Cultura: Procurar colaboración y diálogo entre la sociedad y la Iglesia.

Familia: Implementar la formación permanente de los matrimonios para que conozcan su misión: familia como Iglesia doméstica que inicia en la fe.

Para mayor información consultar el siguiente link: http://asambleaeclesial.cl/documentos.php